Cuando perdemos a alguien importante, no solo se va una persona: cambia nuestra manera de estar en el mundo. El duelo no es una debilidad ni una enfermedad; es un proceso humano que necesita tiempo, sostén y compañía. Pedir ayuda —a nuestro entorno o a un profesional— no es “no poder”, es cuidarse para transitar el dolor con más seguridad.
¿Por qué es clave pedir ayuda?
- Regula lo que desborda. Hablar, llorar acompañados, recibir un abrazo o una escucha atenta reduce la ansiedad y el aislamiento.
- Da sentido a lo que ocurre. Compartir recuerdos y emociones ayuda a ordenar la experiencia y a comprender lo que estamos sintiendo.
- Previene complicaciones. El apoyo temprano puede evitar que el dolor se cronifique o derive en problemas de salud física y emocional.
- Reconecta con la vida. La ayuda abre pequeñas ventanas de descanso, rutina y esperanza.
La ayuda del círculo íntimo: lo cotidiano que sostiene
Tu red cercana —familia, amistades, compañeros— puede ofrecer un soporte valioso:
- Presencia y escucha. “No necesitas arreglarme, solo quédate aquí.”
- Tareas prácticas. Compras, comidas, gestiones, acompañar a citas o trámites.
- Rituales de memoria. Encender una vela, ver fotos, escuchar “esa” canción, visitar un lugar significativo.
- Acompañamiento en fechas sensibles. Cumpleaños, aniversarios, primeras veces sin la persona.
Frases que puedes usar:
“¿Podrías quedarte conmigo esta tarde? Me cuesta estar solo/a.”
“¿Me ayudas con la compra esta semana? No tengo energía.”
“Necesito hablar de [nombre]. ¿Te importa si te cuento un recuerdo?”
¿Cuándo conviene pedir ayuda profesional?
El acompañamiento profesional (psicología del duelo, psiquiatría si hace falta, grupos terapéuticos) ofrece un espacio seguro y especializado. Considera consultarlo si:
- Después de varias semanas nada alivia y sigues completamente bloqueado/a.
- El dolor viene con insomnio intenso, ataques de pánico o síntomas físicos persistentes.
- Aparecen culpa abrumadora, ideas de inutilidad o pensamientos de no querer vivir.
- Te aíslas, pierdes el interés por todo o el consumo de alcohol/otras sustancias va en aumento.
- El duelo se complica por circunstancias traumáticas (muerte súbita, conflicto no resuelto, múltiples pérdidas).
Pedir ayuda profesional es especialmente útil para poner palabras, gestionar la culpa, trabajar despedidas simbólicas y reconstruir rutinas.
Mitos que no ayudan
- “Si pido ayuda, soy débil.” Falso: es valentía y responsabilidad afectiva.
- “El tiempo lo cura todo.” El tiempo acompañado y bien cuidado sí.
- “No quiero molestar.” A quienes te quieren les importa tu bienestar; déjales estar.
- “La terapia es para casos graves.” La terapia es también prevención y aprendizaje de herramientas.
Cómo dar el primer paso (guía breve)
- Nómbralo. “Estoy en duelo y me está costando.”
- Pide algo concreto. Tiempo, compañía, ayuda práctica o información.
- Pon límites. “Hoy prefiero silencio; mañana te llamo.”
- Evalúa y ajusta. Si algo no te ayuda, cambia de formato o de profesional.
Si acompañas a alguien en duelo
- Ofrece disponibilidad específica: “Te llamo los jueves a las 19:00, ¿te sirve?”
- Evita los consuelos rápidos (“sé fuerte”, “todo pasa por algo”).
- Pregunta por la persona fallecida por su nombre; legitima el recuerdo.
- Respeta silencios y tiempos. El duelo no tiene cronograma.
Señales de alarma (pedir ayuda urgente)
- Pensamientos insistentes de hacerse daño o de no querer vivir.
- Consumo problemático de alcohol u otras sustancias.
- Desconexión total de rutinas básicas (comer, dormir, higiene) por varios días.
En estos casos, busca atención inmediata. En España, llama al 112 o acude a Urgencias. También puedes contactar con líneas de apoyo psicológico de tu comunidad autónoma.
Estamos para acompañarte
En nuestro tanatorio tenemos grupos de duelo que ayuden a transitar esta etapa con más sostén. Contáctanos si quieres unirte a uno de ellos.
Pedir ayuda no acorta el duelo, pero lo hace más habitable. No tienes que poder con todo: puedes poder con apoyo.
