El duelo necesita presencia, no sólo palabras.
Perder a un ser querido es una de las experiencias más dolorosas de la vida. El vacío emocional, la tristeza profunda y la sensación de desorientación son reacciones naturales ante una pérdida significativa. En ese proceso, muchas personas buscan consuelo en diferentes formas de apoyo. Una de las más poderosas y transformadoras —aunque todavía poco conocida— es el acompañamiento al duelo con perros de terapia.
¿Qué es un perro de terapia?
Un perro de terapia es un animal entrenado específicamente para brindar apoyo emocional a personas en situaciones de vulnerabilidad. A diferencia de los perros de asistencia (que ayudan a personas con discapacidad física), los perros de terapia emocional trabajan junto a profesionales de la salud, facilitando procesos de sanación psicoemocional en hospitales, residencias, escuelas y, cada vez más, en tanatorios y centros de acompañamiento al duelo.
Por qué los perros ayudan en el proceso de duelo
Los perros de terapia para el duelo no juzgan, no interrumpen, no tienen prisa. Su sola presencia transmite calma, ternura y conexión. En momentos donde hablar es difícil, un perro permite simplemente estar.
Beneficios emocionales del acompañamiento con perros:
- Reduce la ansiedad y el estrés en momentos críticos.
- Facilita la expresión emocional cuando las palabras no salen.
- Ofrece una sensación de compañía y consuelo físico.
- Mejora el estado de ánimo y reduce síntomas de depresión.
- Crea un espacio más humano, cálido y compasivo en el entorno funerario.
Perros en tanatorios: una innovación con impacto
Algunos tanatorios innovadores ya están integrando el acompañamiento con perros de terapia en sus servicios. Estos animales participan en rituales de despedida, sesiones privadas de acompañamiento e incluso en actividades grupales de apoyo al duelo. El resultado es una experiencia más humana, cercana y significativa, que transforma el dolor en un proceso más consciente y sostenido.
La innovación en el sector funerario no pasa solo por la tecnología, sino por humanizar el duelo y ofrecer herramientas reales para sostener el dolor.